Recordamos a Sandy West: Baterísta The Runaways
El 21 de octubre de 2006, el rock perdió a una de sus pioneras femeninas más destacadas: Sandy West, baterista de la legendaria banda The Runaways. Su estilo enérgico y su pasión por la música la convirtieron en una de las primeras mujeres en ganarse un lugar en la escena del rock, una industria que hasta entonces había sido dominada por hombres. Su temprana muerte, a los 47 años, dejó un vacío en el mundo de la música, pero su legado continúa inspirando a generaciones de músicos.
Sandra Sue Pesavento, conocida como Sandy West, nació el 10 de julio de 1959 en Long Beach, California. Desde temprana edad, mostró una inclinación natural hacia la música y, en especial, hacia la batería. Criada en una familia que apoyaba su talento, recibió su primera batería a los nueve años, un regalo que definiría su vida. Inspirada por bateristas como John Bonham (de Led Zeppelin), Sandy desarrolló un estilo agresivo y preciso, que rápidamente la destacó entre sus compañeros.
Durante su adolescencia, formó pequeñas bandas locales y participaba en sesiones de improvisación en garajes, soñando con ser parte de una gran banda de rock. En ese periodo conoció a Joan Jett, otra joven con sueños similares, lo que marcó el comienzo de una colaboración que haría historia.
En 1975, Kim Fowley, productor musical, reunió a varias jóvenes talentosas para formar una banda de rock. Así nació The Runaways, con Sandy West como baterista. La alineación incluía a Joan Jett, Lita Ford, Cherie Currie y Jackie Fox, creando una formación completamente femenina en un momento en que las mujeres en el rock eran pocas y no recibían la atención ni el respeto que merecían.
Sandy West se convirtió en el corazón rítmico de la banda, aportando una energía cruda y frenética en cada presentación. Su estilo de tocar era potente y dinámico, fusionando influencias del hard rock y el punk, lo que definió en gran medida el sonido rebelde de The Runaways. Entre sus éxitos más conocidos se encuentran “Cherry Bomb”, “Queens of Noise” y “You Drive Me Wild”. La banda ganó rápidamente notoriedad, especialmente en Japón y Europa, donde cosecharon una legión de seguidores.
Sin embargo, The Runaways también enfrentó desafíos. La falta de reconocimiento en Estados Unidos y los conflictos internos llevaron a la disolución de la banda en 1979, después de solo cuatro años de actividad. A pesar de la corta vida del grupo, su impacto fue inmenso, inspirando a mujeres en todo el mundo a romper estereotipos y tomar su lugar en la música rock.
Tras la disolución de The Runaways, Sandy intentó continuar su carrera musical en solitario, pero nunca logró alcanzar el mismo éxito. Colaboró con otras bandas, grabó algunos demos y ocasionalmente se reunía con antiguos compañeros para actuaciones esporádicas. Sin embargo, la transición hacia la vida fuera de The Runaways fue difícil para ella. La falta de oportunidades en la industria musical y los problemas económicos la llevaron a desempeñar varios trabajos para sobrevivir.
West también enfrentó problemas personales que afectaron su bienestar. A pesar de sus dificultades, siempre mantuvo viva su pasión por la música y nunca dejó de tocar la batería. A lo largo de los años, participó en reuniones de The Runaways y mantuvo contacto con Joan Jett, quien siempre habló con cariño sobre Sandy y su contribución a la historia del rock.
En 2005, Sandy fue diagnosticada con cáncer de pulmón que luego hizo metástasis en su cerebro. A pesar de los tratamientos, la enfermedad avanzó rápidamente, y falleció el 21 de octubre de 2006. Su muerte fue un duro golpe para sus seguidores y para quienes la conocieron de cerca. Joan Jett describió su fallecimiento como una pérdida devastadora, reconociendo el talento único y el espíritu inquebrantable de West.
El legado de Sandy West es incuestionable. Como una de las primeras bateristas femeninas en una banda de rock popular, rompió barreras y abrió el camino para futuras generaciones de mujeres en la música. Su estilo energético sigue influyendo a bateristas en todo el mundo, y su historia continúa siendo un recordatorio de las luchas y logros de las mujeres en la industria musical.
The Runaways fueron reconocidas años después como pioneras del rock femenino, y su historia fue llevada al cine en 2010 con la película “The Runaways”, en la que se retrata parte de la vida de Sandy. A través de esta película y las múltiples recopilaciones de la música de la banda, el nombre de Sandy West sigue vivo en la memoria del rock.